LA FIEBRE DEL COBRE EN CACHANÍA... La llegada de la compañía francesa El Boleo en 1885 transformó Santa Rosalía de manera más profunda que la llegada de los misioneros jesuitas en el siglo XVII. Todo comenzó con José Rosas Villavicencio, quien descubrió formaciones de cobre en Baja California Sur a mediados del siglo XIX. Dos alemanes confirmaron el hallazgo y, a partir de 1868, la mina empezó a exportar cobre a Inglaterra. El potencial del yacimiento atrajo a la familia francesa Rothschild, quienes en 1885 obtuvieron una concesión del presidente Porfirio Díaz para explotar la mina durante 50 años. Así, se estableció la Compañía El Boleo, que fundó una colonia minera llamada Santa Rosalía. La comunidad fue construida con un estilo francés, mientras que los trabajadores de la mina, provenientes de diversas regiones de México, vivían en campamentos en las afueras. La mina, equipada con tecnología avanzada, llegó a procesar 100 toneladas diarias de cobre, rivalizando con Cananea, Sonora. Sin embargo, la prosperidad se desvaneció en 1938, cuando la extracción de cobre disminuyó. Aunque la explotación de manganeso prolongó la vida de la mina por 16 años más, la compañía cerró en 1954, provocando un éxodo de familias. Finalmente, en 1985, la empresa paraestatal mexicana que continuaba la explotación también cerró, marcando el fin de una era en Santa Rosalía, que se enfrentó al reto de reinventarse a partir de su pasado minero. Fuente: MÉXICO DESCONOCIDO
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